Otras Cavilaciones

miércoles, 10 de agosto de 2011

Yo tengo el 8, usted ¿que número tiene?

“A” se encuentra parada frente a la puerta del consultorio hay otras personas en la sala sentadas, “B” esta sentada a poco metros por no decir centímetros de la misma puerta. “B” le dice algo a “A” y esta le contesta:

A: -yo tengo el 8, usted que número tiene
B: -el 6
A: -bueno pero paso el 7 entonces entro yo
B: -yo tengo el 6
A: -pero paso el 7 y entro yo que tengo el 8

“A” no se ha movido de delante de la puerta, y ni bien se abre se adentra en el consultorio.

Este diálogo se suscitó en un consultorio medico en la puerta del mismo para ser precisos, en mis narices, yo omito la parte de los agravios donde se tratan de irrespetuosas, la parte donde “A” manda a callar a una tercera persona, que se puso o quiso defender a “B”. Y es que esto es la realidad actual ni más ni menos violencia.
Este diálogo que por anecdótico, no escapa a cosas que pasan en la calle, en los bares, en las oficinas en todos lados violencia, en muchos casos sin sentido, lo trágico cómico de este diálogo es que en definitiva y pese a todo “A” paso antes que “B”, con el detalle de que “A” estuvo parada en la puerta del consultorio en todo momento, y a pesar de saber que había gente que tenia por orden de numero que pasar antes esa persona paso sin más.
Pero parece que la cotidianeidad se ha transformado en una lucha de poder, no es quien tiene la razón quien manda, sino quien se impone, basta ver el transito en Montevideo, cada vez más hay mayor cantidad de accidentes de tránsitos, porque nadie respeta las normas de transito la “viveza criolla” esta a la orden del día, pero deja de ser viveza cuando por una avivada no llegamos vivos a casa. Aunque aun no todos los vean así.
Violencia ni quiero hablar de la crónica roja o amarilla o como se le quiera llamar que se hace en TV, es verdad que la cosa esta complicada pero y que cada vez estamos más violentos los unos contra los otros, ahora no ayuda nada ver esas cosas juntas, menos que las repitan una y otra vez durante el día lo que trae aparejado la psicosis de la gente no salgo de casa o me compro un arma para estar más seguro.
Ahora no se me pasa por la mente que puedo matar a alguien o que me pueden matar a mi o que se me puede escapar un tiro y que se yo que más.
Este diálogo me llamo la atención porque pasó en una mutualista, porque pasó entre gente mayor, no eran dos gurises, eran dos señoras. Por que pasó delante de mí esperando en otro mundo, y me hizo por un minuto pensar en mi realidad por eso lo pongo aquí.

                                                                   Ro

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